La casa de al lado era un chateau majestuoso, lo
más representativo del Art Nuveaux .
Contaba con elegantes columnas de mármol de Carrara en
su interior, una escalera en caracol de dinámica belleza y pisos de madera de
las más finas especies traídas desde la selva Oranense.
Arriba las habitaciones con grandes ventanales mirando
al mar y a los medanos daban la impresión de ser el último refugio antes de internarse en las aguas frías del fin del mundo , y de su techo alto de pizarra negra , colgaba una inmensa araña decorada con luces y cristales de Murano de los
más diversos colores.
Cuentan los ancianos que su imponente salón fue
escenario de calurosos debates entre políticos y aristócratas de la época.
Por ese entonces en la pequeña habitación que miraba
hacia el oeste, ese verano, un joven escritor oriundo de Adrogue, encontró la
inspiración para su cuento “El espejo de tinta” contemplando los reflejos rojizos de sus bellos atardeceres.
Una noche sin estrellas en los albores de una tremenda
sudestada el Marques de La Boisere y el caudillo local Felipe Pacheco se
retaron a duelo de cuchillo, disputándose el amor de una hermosa visitante
irlandesa cuyo nombre se decía era Valerie, pero en realidad era Elisa Day (una
joven revolucionaria)
.
.
La feroz contienda a facón comenzó desfavorablemente
para Felipe que sintió el agudo filo del acero del Marques llagando su hombro izquierdo.
La sangre de Felipe se esparció’ por los parrales del
patio del cual se producía tradicionalmente un interesante vino de cepa
semillon.
Sin embargo, Felipe aún se movía velozmente con
su cuchillo cuyo metal destellaba los reflejos de furiosos relámpagos y
con extrema habilidad desarmo' a su contrincante hiriéndolo gravemente,
para luego desaparecer cabalgando entre los medanales con Valerie montada a sus
ancas.
El cuerpo malherido del Marques fue retirado para
procurarle urgente atención.
La Boiserie fue recuperado de milagro en La enfermerie de
las monjas del Hogar de Don Orione.
Enceguecido de celos, lejos de estar agradecido por
esta segunda oportunidad de vivir, retorno' al lugar lleno de odio, con el
patético objetivo de incendiar el hermoso chateau , intentando
hacer desaparecer hasta el más mínimo recuerdo de su frustrado amor con Valerie.
Envilecido de ira con movimientos lentos aun
entorpecidos por las heridas, no percibió que sus ropas se impregnaron del
inflamable fluido que estaba rociando, viéndose envuelto repentinamente por las llamas envolventes, que se lo tragaron sin piedad, al igual que los
últimos retazos ardientes del bello chateau.
Inexplicablemente a pesar de que el siniestro ocurrió hace más de 50 años y que sobre sus cenizas nadie se animó a volver a
construir, quedando el paisaje a merced de los pastizales naturales, las altas
inflorescencias de rústicos cardales y de plumosos pampa Grass , el terreno
baldío sufre ocasionalmente una macabra transformación que muy pocos se animan
a difundir y permanece como un secreto entre los lugareños.
Dicen que, en las noches de tormenta entre relámpagos
y refusilos, se puede ver clarito la figura de la elegante maison y entre sus
sombras; el espectro ardiente del Marques rodando entre llamas sin descanso bajo
la parra, intentando apagar el fuego de sus celos , que devora las entrañas de
su cuerpo.
El viento trae un aroma dulce y fresco reminiscente
del más fino semillon y entre los medanos se puede ver una pareja cabalgando.
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