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Friday, 30 July 2021

El diario de Izza parte 5ta Dia Quinto


La lectura del macabro diario


Abarca comenzó’ a leer el relato de la desafortunada joven de alguna forma la incipiente luz de la tibia mañana desapareció’ ante un cielo negro encapotado anunciando una inminente tormenta.

El ambiente traia reminiscencias de mis caminatas por los cerros de Cordoba cuando esas nubes saturadas descargaban los primeros copos de nieve, recordando algunos versos de Tomas Moro cuando dice: “con esa negra tez que el trono de la muerte derrama por sus bordes viscosos “


En su voz solemne y profunda aquella experiencia de intenso horror escalofriante enturbiaría una vez más mi existencia común, pero esta vez por lo menos tenía el consuelo que alguien más compartiría esta tenebrosa carga, por primera vez sentía que alguno de estos hombres podría hacer algo por la pobre víctima. 







Dia Quinto:


20 minutos pasan mientras suenan 7 u 8 canciones, o durante la inmersión en pensamientos profundos en una sesión de meditación.

Me siento una piedra arrojada al océano hundiéndose y deseando profundamente que este me trague en su totalidad convirtiéndome en una gema que en algún tiempo espere ser rescatada quizás en otro mar, en una playa desolada de alguna isla perdida.

Despertar del dolor que parecía lejano en el sueño y comprender que era producto de las torturas que me había prodigado ese monstruo solo duro’ una fracción de segundo.

Mis ojos enterrados en la profundidad de la tierra que invadía mi boca y la falta de aire me hicieron pensar que podía haberme enterrado viva y que este sería el ansiado final.

Sin embargo, sentía el calor del sol ardiendo a mis espaldas, el breve alivio al descubrir que mis manos y mis pies estaban en la superficie, aunque fuertemente sujetadas me hizo llegar a la conclusión de que estaba estaqueada, desnuda boca abajo.

Comprendo que mi supervivencia depende de arquear mi espalda hasta el límite del dolor y levantar la cabeza unos centímetros hacia la superficie para tomar desesperada una bocanada de aire y si fuera posible evaluar mi situación con mi pobre mirada de mis ojos llenos de tierra.

Sentía la sed como agujas en mi estómago, sentía mi piel cocinarse bajo el sol.

Miles de hormigas deambulaban por los más diversos rincones de mi cuerpo infringiendo dolor con sus picaduras llegando a introducirse libremente en los confines más profundos de mis intimas cavidades.

Con el paso del tiempo mi energía se reducía y la altura a la cual podía levantar la cabeza apenas dejaba entrar una pequeña cantidad de aire caliente.

Vi su sombra, sus borceguíes y sus piernas acercarse, vi un reloj despertador antiguo redondo puesto enfrente mío tan cerca que ocupaba toda mi visión.

Habrán pasado 2 horas de extenuante rutina repetida de arquearse como un nadador de mariposa y alternando, estaqueada en la tierra, entre el dolor producido por un mar de picaduras de hormigas, la asfixia y la deshidratación aguda.

Escuche su ronca voz aterrorizante sentenciando “Te quedan poco más de 20 minutos de vida, puse la alarma para que sepas bien cuando llegara tu final, hagamos de estos últimos minutos un recuerdo memorable”.

Después el silencio, vi sus pantalones caer y sus borceguíes caminar hacia el lado de mis piernas, sabía perfectamente lo que vendría.

El dolor de las estacas o de mi piel chamuscada desaparecieron comparados con el odio, la repugnancia y la desesperación de sentir el peso de su asqueroso cuerpo sobre mis espaldas.

Su mano derecha tirando de mis cabellos estiraba mi cabeza produciendo un dolor insoportable hacia arriba para forzar mi respiración y evitar que pierda el conocimiento.

Su otra mano introducía los dedos en mi ano aumentando mi tormento, para luego introducir algún otro objeto, mientras baboseaba mi cuello y mordía mis orejas hasta hacerlas sangrar gimiendo y bufando como un cerdo.

Luego de unos minutos procedió a sodomizarme, pero yo ya no sentía mi cuerpo mi mente me había llevado a una parada de colectivos hace unos días donde la tabla con los horarios de la línea indicaba que el próximo autobús llegaría en 20 minutos.

Me reía internamente de la molestia que me produjo enterarme de la demora, de mi impaciencia y de la superficialidad de mi planteo acerca de que canciones debería seleccionar en mi iPod para cubrir con exactitud la totalidad de la espera.

Mientras tarareaba esas canciones que recordaba con una precisión inimaginable, sentía una profunda pena por la chica que estaba siendo salvajemente violada en algún lugar lejano, ante la total indiferencia de un mundo cruel.

Con el ultimo acorde de la última canción me soltó del pelo, y mi cabeza cayo con violencia hacia el fango para ahogarme en el nunca tan apreciado olor de la tierra; esperando que ante la falta de oxígeno se derrumbe mi celebro, colapsen mis pulmones y pare de una vez por todas este miserable empedernido corazón con su absurda tozudez de mantenerme con vida.

Lo último que sentí fueron sus graznidos deplorables al terminar la faena, el timbre de la alarma de aquel viejo reloj despertador y mi ser desvaneciendo en la dulzura de un desmayo posiblemente provocado por las emanaciones de un pañuelo con cloroformo que la bestia introducía en mis narices sangrantes.”   дом на реке




Al terminar la lectura se hizo un silencio incomodo seguido de un silencio aún más profundo, como aquel descripto por Cadicamo en “La casita de mis viejos cuando dice:

Hay en la casa un hondo y cruel silencio huraño 

La marcada pausa nos recuerda la relación estrecha entre el silencio y la cercanía inminente de la muerte. El dolor, el camino hacia la muerte, la misma muerte, como un pozo de tinieblas, reclama urgente el desvanecimiento de la palabra.

Solo queda entre los presentes pensativos, como en aquel puente de Venecia un imperceptible coro de suspiros, en una dolorosa bocanada de silencio.





texto Javier Martin Miro' /  ilustraciones Isabella Miro'

copyright todos los derechos reservados 








6 comments:

  1. La historia ha llegado a una zona de oscuridad. Es distinto de lo contado antes, de los encuentros del protagonista con la seductora Amanda Short.

    Tengo alguna asociación con personajes del Mara Verso, que han enfrentado algún riesgo, con mayor suerte que esa mujer prisionera. Hay toda una descripción, muy lograda, de su victimización, del agresor desatando sus oscuros y destructores instintos, extrema maldad.

    Y ha impactado en los presentes. Y pudo ser más aun duro ese impacto, de haber sido leído ese diario por Amanda Short.

    Está muy bien escrito, está a la altura de los anteriores capítulos.
    Saludos.

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    1. Gracias Demi, yo tambien pense' en el impacto de que la Doctora lea algo tan terrible con su dulce y pausada voz , pero es un cuartel Policial y los meetings y la informacion la baja el Jefe. Un abrazo

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  2. Te agradezco mucho tu comentario en mi blog.Saludos

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    1. Bo gracias a vos , nos seguimos leyendo. Un abrazo

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  3. Esto se fue poniendo macabro, oscuro, incómodo.

    ¡Qué buena frase rescataste de ese gran tango!

    Abrazos, que andes bien.

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    1. Gracias Frodo , cuando te acomodas en la butaca y notas que el que esta sentado al lado tuyo es Freddy Kurgger jaja. Un abrazo

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