BUENOS AIRES
Antes yo te buscaba en tus confinesque lindan con la tarde y la llanura
y en la verja que guarda una frescura
antigua de cedrones y jazmines.
En la memoria de Palermo estabas,
en su mitología de un pasado
de baraja y puñal y en el dorado
bronce de las inútiles aldabas,
con su mano y sortija. Te sentía
en los patios del Sur y en la creciente
sombra que desdibuja lentamente
su larga recta, al declinar el día.
Ahora estás en mí. Eres mi vaga
suerte, esas cosas que la muerte apaga.
JORGE LUIS BORGES
BUENOS AIRES
Y la ciudad, ahora, es como un planode mis humillaciones y fracasos;
desde esa puerta he visto los ocasos
y ante ese mármol he aguardado en vano.
Aquí el incierto ayer y el hoy distinto
me han deparado los comunes casos
de toda suerte humana; aquí mis pasos
urden su incalculable laberinto.
Aquí la tarde cenicienta espera
el fruto que le debe la mañana;
aquí mi sombra en la no menos vana
sombra final se perderá, ligera.
No nos une el amor sino el espanto
será por eso que la quiero tanto.
JORGE LUIS BORGES
BUENOS AIRES, 1899
El aljibe. En el fondo la tortuga. Sobre el patio la vaga astronomía
del niño. La heredada platería
que se espeja en el ébano. La fuga
del tiempo, que al principio nunca pasa.
Un sable que ha servido en el desierto.
Un grave rostro militar y muerto.
El húmedo zaguán. La vieja casa.
En el patio que fue de los esclavos
la sombra de la parra se aboveda.
Silba un trasnochador por la vereda.
En la alcancía duermen los centavos.
Nada. Sólo esa pobre medianía
que buscan el olvido y la elegía.
Barrio Reconquistado
Nadie percibió la bellezaDe los habituales caminos
Hasta que pavoroso en clamor
Y dolorido en contorsión de mártir,
Se derrumbó el complejo cielo verdoso,
En desaforado abatimiento de agua y de sombra
El temporal unánime
Golpeó la humillación de las casas
Y aborrecible fue a las miradas el mundo,
Pero cuando un arco benigno
Alumbró con sus colores el cielo
Y un olor a tierra mojada
Alentó los jardines,
Nos echamos a caminar por las calles
Como por una recuperada heredad,
Y en los cristales hubo generosidades de sol
Y en las hojas lucientes que ilustran la arboleda
Dijo su trémula inmortalidad el estío.
Con la tarde
se cansaron los dos o tres colores del patio.
Esta noche, la luna, el claro círculo,
no domina su espacio.
Patio, cielo encauzado.
El patio es el declive
por el cual se derrama el cielo en la casa.
Serena,
la eternidad espera en la encrucijada de estrellas.
Grato es vivir en la amistad oscura
de un zaguán, de una parra y de un aljibe.
se cansaron los dos o tres colores del patio.
Esta noche, la luna, el claro círculo,
no domina su espacio.
Patio, cielo encauzado.
El patio es el declive
por el cual se derrama el cielo en la casa.
Serena,
la eternidad espera en la encrucijada de estrellas.
Grato es vivir en la amistad oscura
de un zaguán, de una parra y de un aljibe.
Jorge Luis Borges, 1923
FOTOGRAFIA; JAVIER MIRO
FOTOGRAFIA; JAVIER MIRO
Cómo no hablar de Buenos Aires
ReplyDeletesi es una forma de saber quién soy.
Si es la única ciudad donde se puede
estacionar el corazón a toda hora,
lindas fotos de Buenos Aires
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