Finalmente, Abelardo
Roldan Leroux decidió intervenir y brindar claridad a tanta discordia,
desplegando un magnífico trabajo de investigación acerca del tema:
-“Lo importante queridos amigos es que no dejemos que el árbol nos tape
por donde salta la liebre .
Tiene razón, aunque me pese, el disertante Maquiavelo, no es acerca del
vocablo sino del origen de la expresión:” se pasó de la raya”
Si bien el vocablo “raya “proviene de la figura geométrica “radious”
también se utilizó desde la antigüedad para designar estructuras lineales mas o
menos determinadas como los rayos del sol o las rayas de una camisa.(a rayas no lisa).

La expresión no se encuentra en los textos antiguos, en los poemas Homéricos, ni en los romances rumanos que originaron tantas expresiones familiares tales como:
“éramos pocos y pario’ la abuela”
Tampoco
forma parte de la jerga del creador mas importante de expresiones que
permanecen hasta nuestros días con total vigencia, me estoy refiriendo por
supuesto a William Shakeaspeare expresiones tan conocidas como por ejemplo:
“Romper el hielo”
“El amor de los
jóvenes no está en el corazón, sino en los ojos”
El amor es
ciego
(Romeo y Julieta)
"Morir,
dormir… ¿dormir? Tal vez soñar."
(Hamlet),
To be, or not to be, — that
is the question. —" (Hamlet)
“La
expresión -continua Leroux- se empezó a escuchar entre los viajantes y
mercaderes ambulantes de la zona de Murcia en España por los tiempos del
reinado del poderoso Felipe II
Por
esa zona en el año1545 fue fundado por Don Rodrigo de
Puxmarín y Soto y su mujer, Doña. Catalina de
Guzmán. La localidad de “La Raya “
Con
el paso del tiempo el pequeño pueblo quedo’ escondido entre las montañas del
macizo Bético y la frondosa bosquecia de Olmos y Álamos naturales de la zona.
El
camino principal mostraba una curva con vista imponente al barranco de los naranjales
hacia la derecha,.
El pequeño sendero de entrada al pueblo ubicado a la izquierda, opuesto a la magnífica vista del barranco, pasaba muy a menudo desapercibido por los viajeros.
El pequeño sendero de entrada al pueblo ubicado a la izquierda, opuesto a la magnífica vista del barranco, pasaba muy a menudo desapercibido por los viajeros.
Los
descendientes del fundador Don Rodrigo construyeron una mansión a la vera de
esa curva para disfrutar de la vista, y nunca se establecieron en el caserío
justificando su posición manifestando que “siempre se mantuvieron al margen de
La raya”.
Un
poco siguieron la tradición debido a la ingratitud que mostraron las
autoridades del pueblo con su fundador.
Puxmarin y Soto fue expulsado de las ceremonias de la fundación de su propio pueblo.
Cuentan los locales que ante la inminente euforia del acontecimiento, Don Rodrigo expuso públicamente sus genitales, posiblemente debido a su profundo estado de ebriedad.
El curioso hecho histórico quedo labrado en el acta de fundación donde se declara que a pesar de ser reconocido como fundador, Don Rodrigo “nunca conoció ni conocerá’ La Raya”
Puxmarin y Soto fue expulsado de las ceremonias de la fundación de su propio pueblo.
Cuentan los locales que ante la inminente euforia del acontecimiento, Don Rodrigo expuso públicamente sus genitales, posiblemente debido a su profundo estado de ebriedad.
El curioso hecho histórico quedo labrado en el acta de fundación donde se declara que a pesar de ser reconocido como fundador, Don Rodrigo “nunca conoció ni conocerá’ La Raya”
Este
efecto de distracción debido a la imponente vista y la imposibilidad de
visualizar el poblado escondido hacía que invariablemente los viajantes perdían
el sendero de la entrada y a
consecuencia de la desorientación al cabo de unos kilómetros , estos, retornaban
para preguntar, naturalmente en la casona a la vera del camino, a los siempre
amables descendientes del desinhibido fundador.
Hastiados
hasta las pelotas de no poder retozar tranquilamente por el predio sin tener
que atender las fastidiosas preguntas de los transeúntes, los Puxmarin y Soto
colocaron un cartel de grandes dimensiones que anunciaba “SE PASO’ DE LA RAYA” que
contaba adjunto, con un detallado mapa con indicaciones para volver a encontrar
el esquivo sendero de entrada al pueblerio.
La
expresión llevada por mercaderes y viajantes a los cuatro rincones de la vieja
Europa se empezó a utilizar para referirse a situaciones donde alguien abusa de
la confianza del otro, o traspasa los límites de las buenas costumbres o
también cuando los hombres ardientes de deseos extendían sus caricias y sus
manos hacia extremos fronterizos escondidos entre el monte y las frondosidades
boscosas de su amante.
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